Mi tía Isabela se vuelve majareta, a sus 98 años; quiere que le escriba al Rey, una carta en su nombre para, as she put it, exponerle que le quiere quitar las cosas el Juzgado, lo menos veinte caballos y 9000 pesetas. Huelga decir que ella jamás ha tenido caballos. Lo más impresionante es ver a mi madre seguirle la corriente, enfermedad contra enfermedad. Mientras otros juegan de broma allá afuera, aquí en casa se juega una estrafalaria partida de locura. Yo me dejo llevar por un sentimiento de piedad aquí, un asco allá.

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Lou Lou
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