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«… las únicas palabras de inglés que sabe escribir son ‘stop’ y ‘outlet’» – El Señor Gordo

  Cuando uno lee en un curriculum vitae español nivel de inglés medio/alto, significa que la persona sabe escribir estas frases: «How are you?», «I am fine, thanks», y poco más. Si lo sabe pronunciar además de escribir, quizá se anime y ponga medio/avanzado. Por supuesto no se trata de ningún engaño, puesto que todo el mundo sabe que decir nivel de inglés medio/alto significa que tu dominio del idioma de Shakespeare (me moría por decir esta frase cursi) es más bien limitado. Si pones nivel bajo o medio, el empleador creerá que la únicas palabras de inglés que sabes escribir son «stop» y «outlet».
  En todas las sociedades hay autoengaños colectivos. Mientras se es despiadado criticando algunos aspectos, en otros hay un acuerdo de no agresión. En las entrevistas de trabajo, un empleador que no habla inglés, pide a un candidato tres idiomas extranjeros que finge conocer. Se supone que funcionarios, policías y en general cualquiera que haya aprobado el bachillerato, tiene un nivel de inglés medio y podrían mantener una conversación, pero la realidad es tozuda (estaba deseando escribir este término tan odioso).
  Los políticos también son tozudos, en el mejor de los casos. En la Comunidad Valenciana (Spain), donde la frontera entre lo grotesco y lo delictivo a veces no se distingue, intentaron instaurar un sistema de enseñanza bilingüe inglés/castellano. El pequeño problema consistía en que eso suponía que profesores que no hablaban inglés impartirían sus lecciones a alumnos que no los entenderían. No hace falta decir que la eficacia del Decreto 127/12 está siendo complicada…
  Hay sesudos estudios que explican el por qué del bajo nivel de lenguas extranjeras en España. Que si los programas, que si los medios, que si las «ratios»… No sé si alguno contemplará que en España se castiga el atrevimiento.
  Quizá recuerden el escarnio público que sufrieron José María Aznar y sobre todo Ana Botella (también aquí el machismo) con sus intervenciones públicas en inglés. No tengo ninguna simpatía por dicho matrimonio, pero si hay algo positivo (quizá lo único) que han aportado a la vida pública, ha sido su empeño en aprender inglés siendo ya adultos hechos y derechos y su coraje de hablarlo en público. Los chistes, mofas, burlas fueron masivos,  y sin embargo, el nivel su nivel, paradójicamente, es más que aceptable. ¿Y que pasa si no lo fuera? Debieron ser elogiados y su ejemplo seguido, pero no.
  España sigue en cierto modo siendo una sociedad tradicional donde el atrevimiento está mal visto y el error, aún peor. Los estudiantes de idiomas acostumbran a decir que sienten «vergüenza» al hablarlo. Una vergüenza que hunde sus raíces atávicas en las burlas en la plaza de la aldea. En el escarnio público al tonto del pueblo, al raro, al invertido, al bohemio si además es pobre, al excéntrico, al del pueblo de al lado. Incluso en mi universidad se penaba a los que osaban preguntar y rompían así la clase magistral. La pena consistía en el desprecio o la ironía maliciosa, como solía practicar el departamento de Filosofía del Derecho. La recompensa era el manso silencio del aula y sólo roto por los llantos fingidos para subir nota en las tutorías.
¿Atrevidos? ¿Creativos? No way!
 Corderos los quiere el Señor que para eso es su pastor.
Autor:
El Señor Gordo
El humor está aquí, en alguna parte

 

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