Y vuelves justamente cuando parece que mis sentimientos colapsan cual cristal roto en mil pedazos. Regresas como si yo fuera territorio de tu frontera, una que hace mucho borré del mapa que colinda con mis realidades, fuera de tus torturas y de tu manera extraña de amar. Una vez te advertí que tuvieras cuidado, que amar no es un juego de ajedrez en donde habilidosamente movemos fichas para dar «Jaque Mate» a nuestro oponente. Sabes cuánto tiempo puedes mirar el sol fijamente antes de que se oculte por el horizonte al atardecer? 1:07 segundos. Si lo traduzco a tiempo real, tendría que decirte que ese año y siete meses contigo, mi tolerancia no sirvió de nada. No pensaría dos veces «comer ensalada de pepino» a volver contigo, con tus arrebatos y esa forma de llevar la contraria con tu lucha de poder irrazonable. Si nunca lo entendiste, debo expresarte, que cuando se ama de verdad, nunca eres capaz de herir a nadie, el verdadero amor no hace sufrir a conciencia. Ya he superado esa etapa en donde creías que había que ofrecerte «El Dorado» de Cortés por estar una noche contigo.
Eres tan predecible que supuse rondarías por los escenarios de mi vida, y si crees que mi familia y amigos pueden aliarse a tu idea descabellada de regresar, te diré que ni siquiera lo pienses, ya sabes que mi sentido de libertad, independencia y no negociar mis decisiones, son únicamente de mi pertenencia. Creo que eres la única persona que no se ha percatado que nadie confía en quien predice el clima; lo más cerca que tu has estado de ser angel, es el rocio de Terry Muller. Tarde, pero comprendí que es un desperdicio arrojarle perlas a los cerdos; lo más cerca que he estado de Inglaterra es una taza de té una tarde lluviosa cualquiera. Ya superé esa etapa en donde tu recuerdo no invade mis neuronas, las mismas, le pertenecen a otra persona, esa que ha sido capaz de inmortalizar su amor con las dedicatorias más hermosas que alguien pueda imaginarse, esas que no pensaré dos veces en llevarme al otro umbral como una prueba del amor verdadero …
A todos en la vida nos visita el pasado y no necesito un guión con «date-line» de por medio para conocer cual es mi respuesta ante tu presencia; no creas que siento rencor ante tí, el rencor es un sentimiento muy grande, además no le doy cabida en mi corazón. Has intentado unir los restos de un cristal luego de haber caido al piso? Tu orgullo no supera mi indiferencia y tus «detalles» para mí no son halagos. Creo que en esos 3 minutos que nos miramos fijamente de nuevo, pudiste darte cuenta de mis sentimientos, si alguna vez me conociste, debes recordar, que tus «lágrimas de cocodrilo», tus ideas poco convencionales y absurdas, son superadas con el voltear en «Slow Motion» de mi mirada, mientras achico los ojos, e inmortalizo la escena de uno de los personajes favoritos míos de «Isabel Allende» en su betseller; ahí, marchándome, dándole un aplauso a Alejandro Sanz por expresarlo mejor que yo en una de sus canciones … sin remordimientos, sin voltear de nuevo, supe que tu presencia, tu vida, el regreso de tu fantasma, no es la brisa que mueve las hojas de mi árbol.
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