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¿Miedo a la oscuridad? Yo no.

Fue una noche de abril, una más, una que acompañaba a un día de esos que está lleno de vacío en la agenda. Nada que destacar. Fue una noche de abril, la primera vez que apagué la luz para irme a dormir. Que sensación más extraña, no sabía si mis ojos estaban abiertos o cerrados, al menos sabía que debajo de la cama no había nada, yo ya me había escondido ahí y no es un lugar en el que ningún engendro quiera estar. No tenía tanto valor como para que el hombre del saco se acostara o acostase en un suelo tan frío y lleno de polvo, por mí, y menos si era asmático, yo quería creer que sí.

Esa fue la primera vez que me enfrenté a la oscuridad, llena para mí, vacía para otros. Mentiría si no te dijera que tenía que toser para saber si estaba despierto o dormido. Que cabeza tan grande, y rara.

Existe otra, otra oscuridad mucho más profunda y letal, llena de monstruos, de quiero y no puedo, de no puedo, pero quiero, quiero. Te quiero. Una oscuridad que devora horas y escupe segundos, esa oscuridad, esa que es pura droga sin cortar.

Y es que están ahí, en el día a día, momentos tan llenos de luz, que recurrimos a la oscuridad para protegernos, un abrazo, o tantos como pueda darte, un beso, el sexo, o entrelazar los pies antes, mucho antes de irnos a dormir.

¿Has tenido esa sensación? Somos muñecos, muñecos de esos que al acostarse cierran los ojos, ya puede caerse el cielo, congelarse los volcanes o hervir el Atlántico, no abrirás los ojos, no querrás, no podrás. Y es ahí donde residen nuestros fantasmas pasados y futuros. Donde tienes que decidir si darte por vencido y le regalar tu vida al miedo o abrazar más fuerte, cerrar los ojos más fuerte. Querer más fuerte.

Puede que si has llegado hasta aquí con la misma energía que yo he ordenado esto, te dieras cuenta en el pasado, o en este cambio de contrastes que la oscuridad no es peligrosa. Es el sitio de recreo de todos los monstruos que tenemos miedo de conocer, porque algún día nos pudieran o pudiesen abandonar. Aún así, aprieta las manos y ve y vuela sobre Dark Side of The Moon, que con los años aprecias más caer que no poder volar.

Bienvenidos, bienvenidos a la mayor y más profunda de las oscuridades, esa que por inverosímil que parezca es la que arroja luz contra el prisma y descompone en 7 colores y una verdad lo que la escala de grises a tu corazón no puede engañar.

Autor:
Algo jodidamente bueno

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