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La concha de tu madre

Que los borrachos duelan su cántico azul
su pan de tristeza, su mansedumbre violeta
igual que el diente del vino carcomido.
Que los sudados beban sombra del árbol
follaje y el barro, cargando en sus hombros
grises la calles farol arruinado.

Beban la sed
el viento enfiebrado temblor de los días, marasmo
toser piedritas mojadas, canción desalmada textura
sin seda te pincha las manos la fibra de vidrio,
alquitrán y cemento y engrudo los hombres.

Que los pinceles duelan bigotes de Frida aguafuerte
de Goya mujer del Guernica, canción de Sansueña
estribillo atornilla la imagen del pecho, te sangran
los ojos y no te das cuenta quizas mañana te venga
la fiebre, te lleven de vuelta retorno sin horno felices
los días y una perdiz acribillada junto al árbol se lame.

Que el testarudo necio que habita se queja la rabia de
siempre siempre encendida, la rabia asomando después
de la bomba juntamos pedazos de alguien no importa
total hay mas pobres jugando en el lodo, total nadie
es nadie y hay un carnicero arriba del mapa, la rabia
se asoma detrás de la puerta entra y se queda mirando
la tele, mirando la luz que quema retina y una calle
afuera pare pingüinos enfermos perdidos, pare infectados
temblando las manos pidiendo limosna puñados de sueños.

Sebastián Vítola

 

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