Lo venimos viendo en los dos años de gobierno del PP pero se ha hecho especialmente patente en estos últimos días: la mayoría absoluta del PP es como Atila, por donde pasa, no crece la hierba.
Hagan la prueba. Escriban “mayoría absoluta del PP” en su buscador. Les aparecerán unas cuantas noticias recientes como estas: «la mayoría absoluta del PP deja sin efecto la justicia universal, “la mayoría del PP tumba la creación de una comisión por la tragedia de Ceuta”, “la mayoría absoluta del PP veta el control parlamentario al gobierno”, “la mayoría del PP impone sin un solo apoyo su reforma educativa”, “la mayoría del PP impone sus leyes a favor de los genocidas y en contra del aborto”.
El PP impone sus leyes sin discusión, el PP veta que se le controle y el PP tumba el resto de opiniones del Congreso. El gobierno ha convertido el Parlamento en una tumba. Rajoy es un enterrador que echa paladas de silencio sobre una Cámara con rigor mortis. Este uso draconiano de la mayoría absoluta por parte del gobierno ha sido tan constante que hasta se le ha puesto nombre: “El rodillo del PP”. La mayoría absoluta del PP es una apisonadora que aplasta al contrario. No es la aplastante mayoría con la que se define el consenso mayoritario de la sociedad. Es la mayoría aplastante.
Conviene recordar, entonces, que el PP no ganó por “aplastante mayoría”. Consiguió 44,62% de los votos pero casi un 70% de electores no les votaron. Son una minoría mayoritaria. Esto debería obligar a ser prudente, dialogante y tolerante en la aplicación de su fuerza. Y además, es obvio decirlo, todo gobierno debe gobernar para todos. Pero en nuestra democracia, las mayores obviedades se obvian. Si dices obviedades como esta, además te toman por ingenuo. Los cínicos gobiernan el mundo, en fin.
Rajoy no es un hombre dialogante porque el silencio es su mayor arma y por eso gusta de pasar el rodillo hasta convertir a la oposición en una lámina transparente, invisible, inaudible. El rodillo es un blindaje contra los ataques, es una alfombra bajo la que esconder la porquería, son unas anteojeras para no ver a los que se van quedando en las cunetas, son unas orejeras para no escuchar los lamentos y es una mano de hierro para someter al enemigo. Así gobierna cualquiera. Pero así no se gobierna. Así lo dicen muchos jueces.
La pasada semana dos informes preliminares del CGPJ le dijeron al gobierno que los anteproyectos de ley del aborto y de seguridad ciudadana aprobados por el rodillo del PP son inconstitucionales. Los fiscales de la Audiencia Nacional y algunos de sus magistrados denunciaron la impunidad que genera la reforma de la justicia universal. Y además, la comisaria europea de Interior amenazó con abrir un expediente a España por las muertes de Ceuta que la mayoría del PP ha vetado investigar en el Congreso.
En resumen, que el rodillo del gobierno pasa por encima de la Constitución, del derecho español y de los derechos humanos. Ni más ni menos. Como hemos visto con el céntimo sanitario, el problema que tenemos es que la justicia camina tan lenta que cuando lleguen sus resoluciones, el gobierno ya habrá aprobado sus leyes con su mayoría aplastante. Y de hecho, cuando le meten prisa, como en el caso de la justicia universal, el rodillo del PP pisa el acelerador que no veas.
Se hace evidente la necesidad de articular mecanismos de control de la mayoría absoluta para que no se convierta en absolutista. El reglamento del Congreso, que se hizo para garantizar la estabilidad de las mayorías, es tan obtuso, tedioso y complejo que impide el efectivo control al gobierno. Aunque las minorías y algún diputado mayoritario, han pedido con frecuencia una reforma, ni PSOE ni PP han querido cambiarlo cuando han tenido la oportunidad. Además, la posibilidad de participar de la ciudadanía a través de Iniciativas Populares es tan difícil como ineficaz.
Nuestra democracia consagra la mayoría aplastante. Vuelve a ponerse de manifiesto la necesidad que tiene este país de proceso constituyente que modifique tanto la ley electoral como el reglamento del Congreso para reflejar la realidad plural de la ciudadanía. Y resulta indispensable obligar a un consenso en temas capitales como la Educación, el Aborto, la Justicia o la Sanidad. A mí cuando el PSOE me habla de primarias abiertas, le digo que muy bien pero que demuestre su talante democrático incluyendo la reforma electoral y parlamentaria en su programa.
El único consuelo que nos queda es que todo lo que el rodillo del PP apruebe, será revocado en cuanto pierda la mayoría. El que a rodillo legisla, a rodillo muere.
Fuente:
Javier Gallego | Eldiario
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