Como ocurre con la mayoría de las festividades y celebraciones cuyo significado deja de trascender en el tiempo y pasan a ser mero motivo de festejo y jolgorio, por ejemplo «Las fallas», que también han perdido gran parte de su significado, el 31 de octubre se ha convertido en una excusa para pasarlo bien.
Halloween es una fiesta de origen celta que se celebra todos los 31 de octubre. Su nombre, es una deformación de «All Hallows´ Eve«, que quiere decir “Víspera de Todos los Santos”, ya que sus raíces están vinculadas con la conmemoración del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre.
El Samhain, significa fin del verano. Cada vez que llegaba el final de temporadas de cosechas, en la cultura celta se consideraba como el año nuevo y se daba comienzo a la estación oscura. Como ellos consideraban que en estas fechas la línea que divide este y el «Otro Mundo» se estrechaba, los espíritus (tanto benévolos como malévolos) podían atravesarla.
Es por ello, que se invitaba y homenajeaba a los ancestros, mientras que los espíritus malos eran ahuyentados con el uso de trajes y máscaras. El objetivo, era adoptar la apariencia de un ánima maligna para no ser dañado.
Durante la «Gran Hambruna», los inmigrantes irlandeses comenzaron a sembrar la tradición de este festejo en América del Norte, sobre todo en países como Estados Unidos o Canadá, donde se asentó la mayoría. Luego, se fue expandiendo por distintos países como España, Chile, Colombia, México, Perú o Argentina.
Actualidad
Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países latinoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos. En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween celebrándolo con fiestas y disfraces. Aunque en algunos lugares, como Inglaterra, la fiesta original ha arraigado de nuevo.
El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.
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