Supongo que la segunda parte del artículo incompleto que escribí sobre el Estado de bienestar y los ciudadanos pasivos, se parecería a estos dibujos que pululaban el otro día por Internet sobre las novelas 1984 y Un mundo feliz de George Orwell y Aldous Huxley respectivamente. El segundo paso que quería dar después de intentar decir que no es el Estado social como dador de derechos básicos lo que genera ciudadanos pasivos, sino otro tipo de cosas, como el hecho de estar inmersos en una sociedad capitalista, consumista y superficial o, en el caso de una sociedad totalitarista, la propia estructura de un sistema totalitarista; era decir qué era exactamente lo que nos hacía «pasivos» y cuáles eran las características de esos ciudadanos pasivos. Como veis, tanto en el libro de Orwell como en el libro de Huxley, esos derechos mínimos o básicos para todos los ciudadanos no se ven por ninguna parte. En 1984 no existen, en Un mundo feliz la sociedad los confunde con esos deseos individuales de los que hablaba Cortina. Al final, tanto en un mundo como en otro, se trata de que los ciudadanos se vuelvan acríticos con la sociedad en la que viven y de coaccionar su manera de responder al sistema. ¿Estaría el mundo descrito por Huxley en un Estado de bienestar? Pues si entiendes por Estado de bienestar, estado adormecido, consumista, superficial, hipócrita, con ciudadanos que hace mucho tiempo dejaron de ser críticos, etc.; la respuesta es sí. En cambio, si entiendes por Estado de bienestar un sinónimo de Estado social que da derechos básicos a toda la ciudadanía, la respuesta sería no.
Pensando un poco sobre todo esto, he recordado a la gente que, al principio de comenzar la crisis, decía que las manifestaciones y encuentros no servirían para nada. Algunas personas decían que la única manera de cambiar las cosas en una sociedad democrática era con el voto, y que en eso influía mucho la educación de la sociedad civil. Personalmente, estoy de acuerdo, pero también pienso que se puede hacer algo mediante la presión social y los grupos creados por la sociedad civil para limitar el poder del Gobierno. Cuando la gente lo comentaba, yo no entendía por qué estas dos posibilidades debían ser excluyentes. Además, las manifestaciones o reuniones tienen un elemento informativo directo muy interesante, vale que es en la calle y no en una escuela, pero ¿acaso eso no es educación? Imaginaos a la típica abuelita timada por el tema de los bancos y las preferentes o a alguien que no comprenda bien el embrollo legal y necesita que se lo expliquen. Al fin y al cabo, se trata de un espacio público donde las ideas, opiniones y la información debería tener cabida.
Otros decían que una revolución social pacífica no serviría para nada, y sin embargo, creo que ahora deberían pedir disculpas. Lo pienso así porque se ha hecho mucha crítica al movimiento 15M, pero ahí está por ejemplo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que ha nacido dentro de ese mismo movimiento. Al final, de lo que se trata es de que los grupos de afectados puedan expresarse y opinar, y de que la sociedad civil exprese su malestar contra el mundo en el que vive y se vuelva crítica con él formando plataformas independientes del Gobierno. Ciudadanos críticos con formas de respuesta contundentes, al final resultan ser el antónimo de los ciudadanos pasivos, da igual si formados en la calle o en la escuela. Del 15M han salido grupos realmente valiosos que han ayudado a mucha gente, y atrás han quedado las gilipolleces conspiranoicas sobre el nacimiento del movimiento y quién está detrás de él, ¿acaso no sabemos ya que los derechos sociales nacen, en primera instancia, de los grupos sociales de afectados por una causa común? ¡Y será que no hay afectados por la crisis ahora mismo en España! Al final, ésa es una de las cosas que mueve a las personas, sentir que al «otro» también le ha pasado lo mismo, sentir que no están solas frente a las injusticias, sentir empatía, luchar por una idea común en la calle sintiendo el calor de los compañeros.
En fin, sólo se trata de mi humilde opinión y mi exposición carecerá de muchos argumentos. Sin embargo, si al final se trata de crear formas de respuesta frente a un sistema que es una mezcla entre los descritos por Huxley (capitalista en extremo) y Orwell (totalitarista), veo que todas las formas de responder son bienvenidas.
Faltaría por expresar mi opinión sobre el hecho de que se produzca una revolución social violenta, pero eso lo dejo para más adelante porque debería pensarlo concienzudamente.
Autor*s:
@LReplicante
Sicom TV. Solidaritat i Comunicació
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